lunes, 24 de febrero de 2014

Devoción a la Virgen de la Consolación.

Nuestra Señora de la Consolación
Festividad Liturgica 4 Septiembre
La devoción a María bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolación es universal y de larga tradición. Sobre todo en la Familia Agustiniana, que completa el título mariano hablando de Nuestra Señora de la Consolación y Correa. La correa hace referencia al hábito agustiniano.
El origen de esta devoción se halla íntimamente ligado a la vida de san Agustín, sintetizada en una piadosa tradición. Santa Mónica se hallaba sumida en el dolor por los extravíos de su hijo Agustín. A esta preocupación se sumó la muerte de su esposo Patricio y meditó en la desolación de María después de la muerte de su hijo Jesús. María se aparece a Mónica vestida de negro y ceñida con una correa del mismo color, diciéndole: “Mónica, hija mía, éste es el traje que vestí cuando estaba con los hombres después de la muerte de mi hijo. El mismo vestido llevaras tú en señal de tu devoción hacía mí”. La alegría de Mónica fue grande al escuchar aquellas palabras. Alegría que llegaría a su culmen con la conversión de su hijo Agustín.

Consta históricamente que en el siglo XV ya se instituyen distintas Cofradías de la Correa en Bolonia. Cuando don Pedro de Aragón le pidió insistentemente a Clemente X le concediese algunas indulgencias, el Papa le respondió: “Tomad la correa de san Agustín y en ella las tenéis todas”.

El nombre de Consolación hace pensar en cercanía con el afligido, fortaleza para compartir el dolor ajeno, compañía para ahuyentar la tristeza de la soledad. María, elevada al cielo, “brilla ante el pueblo peregrino de Dios como signo de segura esperanza y consolación” (LG, 69).

En las letanías del Rosario, la Iglesia invoca a María como consuelo de los afligidos, porque el título mariano por excelencia es el de madre de Dios y madre nuestra. Como madre, particularmente atenta a los hijos que sufren.

En nuestra ciudad hay que remontarse, en primer lugar, a la devoción mariana de los Hermanos de la Cuerda o Correa de San Agustín, especie de terceros que abundaron pronto en el convento que se erigió hacia 1553 en el lugar que actualmente es Mercado Municipal de San Agustín. Los hermanos solían vestir en sus funciones principales el hábito y el cinturón agustinianos. Celebraban solemnes cultos mensuales, con procesión claustrar.

Esta hermandad, de acentuado contenido espiritual, se encontraba puesta bajo la protección de Nuestra Señora de la Consolación, centro de devoción de sus hermanos. Era una advocación muy querida por la orden Agustina. Y de gran devoción en la ciudad de hecho, también se le veneraba en el convento de agustinos descalzos de Loreto, en el Albaicín, en la ermita de San Juan de Letrán en la barrio de San Lázaro de la cual era patrona y tubo hermandad propia, en el convento masculino de la merced calzada en la calle real de cartuja actual acuartelamiento militar. En 1677 cristalizó la devoción a Nuestra Señora de la Consolación, en forma de una nueva hermandad, en el convento de San Francisco Casa Grande. Con la fundación de dicha hermandad podemos observar la gran propagación y devoción que tubo en la ciudad dicha advocación de la Santisima Virgen Maria.


Este blog fué puesto en marcha el dia 15 de Agosto de 2013, Festividad de la Asunción de Nuestra Señora en Cuerpo y Alma a los Cielos.